Desde tiempos inmemorables, la humanidad se ha embarcado en la incesante búsqueda de una explicación coherente para el fenómeno ineludible de la muerte (Masoliver, 2020). En correspondencia con Masoliver (2020), el temor asociado a la muerte surge, en gran medida, a partir de las interpretaciones, principalmente religiosas, que se le atribuyen a este enigma.
El Budismo
El budismo busca suprimir la causa del dolor mediante la aniquilación del deseo (Marino, 2018). Los budistas creen que la divinidad se alcanza gradualmente, considerando la materia como eterna y constantemente en reposo. Buda propugna la extinción de todos los deseos como el ideal más elevado, buscando el nirvana y adoptando la indiferencia hacia la vida, la muerte, el dolor y el placer (Marino, 2018). En las culturas orientales que siguen el budismo, la vida no se limita a la muerte, ya que, según la creencia budista, las personas se reencarnan en nuevas vidas, con cada vida siendo una oportunidad para aprender y mejorar hasta alcanzar la pureza espiritual (Guerri, 2021). En otras palabras, para los budistas, la vida es eterna, marcada por sucesivas reencarnaciones, por consiguiente, la muerte no se percibe como el fin de la existencia, sino como el comienzo de una nueva etapa (Guerri, 2021). Para los budistas, según Scalici (s.f.), el fenómeno de la transmigración es obvio, por lo que la muerte es necesaria.
El Cristianismo
El cristianismo encuentra sus raíces en el judaísmo, la religión en la que Jesús de Nazaret, su fundador, fue criado (Vincenzo, s.f.). En la perspectiva cristiana, la reconciliación entre la humanidad y Dios se materializa a través de la muerte de Jesús (Marino, 2018). Asimismo, la resurrección de Cristo simboliza la liberación de la muerte y el pecado. Para los seguidores de esta fe, la muerte marca el final de la peregrinación terrenal, pero gracias a Cristo, adquiere un significado positivo. Después de la muerte, cada individuo se somete a un juicio basado en sus acciones, determinando así su salvación o condenación. Aunque pueda parecer amenazador, conforme con Marino (2018), el mensaje cristiano invita a seguir el ejemplo de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios encarnado, enviado por su Padre para que los seres humanos lo perciban verdaderamente y puedan identificarse con él, es decir, con la divinidad manifestada en forma humana.
El Hinduismo
El hinduismo se considera una de las religiones más antiguas del mundo, surgida de la religión védica, que más tarde evolucionó hacia el brahmanismo con la llegada de los arios del Cáucaso, así como de los emigrantes de Malasia, Babilonia e Irán (Marino, 2018). La preocupación de los hindúes por la muerte es mínima, ya que desde su nacimiento creen en el renacimiento en otro lugar y su enfoque principal radica en interrumpir la cadena de renacimientos (Scalici, s.f.). La meta de los hindúes es liberarse de la vida y escapar de la existencia en el mundo, ya que consideran que su existencia social e histórica niega su verdadero ser, y su objetivo consiste en renunciar a ella (Scalici, s.f.). Para ellos, de acuerdo con Guerri (2021), la existencia implica la ausencia de realidad y la incertidumbre sobre lo que es y lo que vendrá.
En la perspectiva religiosa hindú, la muerte implica la unión del alma individual con el alma universal, por lo tanto, se cree que al morir se pasa no a otra vida como la que se conoce en la tierra, sino sino a una forma de existencia espiritual y desconocida, basada en la unión con el Absoluto o el Principio Supremo (Scalici, s.f.). La creencia hindú sostiene que todos experimentan múltiples vidas a lo largo de su existencia (Guerri, 2021). Es decir, cuando una persona muere, su alma renace y se reencarna en otro cuerpo (Guerri, 2021). En la concepción hindú, las almas adoptan su condición divina, animal o humana según el momento del proceso y la ley del karma, que sigue el principio de retribución: "quién la hace, la paga" (Marino, 2018). De acuerdo con Guerri (2021), si una persona actuó de acuerdo con sus deberes de vida o "Dharma" en la vida anterior, se reencarnará en un cuerpo favorable.
El Islamismo
Los musulmanes dan la bienvenida a la muerte con alegría, ya que esta libera al individuo de las cargas de la vida mundana. La muerte abre las puertas hacia el círculo infinitamente amplio de la misericordia del Eterno y Amado, donde se puede disfrutar de la compañía de seres queridos y experimentar el consuelo de una vida eterna y feliz (Scalici, s.f.). El Islam destaca como la única religión que proporciona pautas detalladas para antes, durante y después de la muerte de un ser querido, las cuales están establecidas en el Corán. Desde antes del fallecimiento hasta el entierro, se lleva a cabo una ceremonia de despedida que configura una etapa significativa de la vida (Scalici, s.f.). En el momento de la muerte, las últimas palabras que deberían pronunciar los musulmanes son "no hay otro Dios que Alá y Mahoma es su profeta" (Marino, 2018). Después del fallecimiento, de acuerdo con Marino (2018), únicamente los musulmanes tienen permitido tocar o lavar el cuerpo.
Una característica destacada es la presencia de tiendas multicolores en la calle y en las puertas de la casa del difunto (Scalici, s.f.). Estas tiendas albergan una oración por el difunto, generalmente reservada para los hombres, ya que las mujeres tienden a permanecer dentro de la casa en estas ocasiones. La oración, conocida como salat-l-janazah, es dirigida por un Imam. Tras la oración, solo los hombres participan en una procesión fúnebre hacia el cementerio para llevar a cabo el entierro (Scalici, s.f.). Durante este proceso, se gira la cabeza del difunto hacia su hombro derecho, enterrándolo con el rostro hacia La Meca (Marino, 2018). En correspondencia con Marino (2018), muchos musulmanes no expresan dolor, ya que esto podría interpretarse como una falta de fe en Alá.
Dado que el Islam se fundamenta en la justicia propia, los musulmanes a menudo reflexionan sobre el Día del Juicio. En este día, creen que Alá o un ángel utilizará una balanza para pesar las acciones de cada persona (Marino, 2018). Su esperanza es que las buenas acciones superen a las malas, aunque reconocen que Alá juzgará según su voluntad y no según su propio juicio. Otra interpretación islámica sugiere que las acciones del difunto están registradas en un libro. En el Día del Juicio, Alá abrirá este libro, sumará las acciones de la persona y determinará si serán colocadas en su mano derecha o izquierda. Según Marino (2018), la única forma de asegurar el paraíso es morir como mártir durante una guerra santa islámica.
El Judaísmo
El judaísmo subraya el valor de la vida, y cuando se aproxima la muerte, no surge una necesidad particular de que un intermediario proporcione los últimos ritos. En consecuencia, un individuo judío al final de su vida puede expresar su deseo de no encontrarse con un rabino (Marino, 2018). Tras el fallecimiento, se observa un tratamiento especial y respetuoso del cuerpo, prohibiendo la mutilación a menos que exista una disposición legal específica para llevar a cabo una autopsia. El servicio fúnebre generalmente se lleva a cabo dentro de las siguientes 24 horas posteriores al deceso o lo más pronto posible. En el judaísmo, todo lo vinculado con la muerte se considera impuro. Por lo tanto, Marino (2018) menciona que después del fallecimiento, un miembro de la pareja correspondiente, según el sexo del difunto, procede a lavar el cuerpo de manera especial, lo envuelve y lo coloca en un ataúd sencillo.
Los judíos conciben al ser humano como mortal por naturaleza, y lo que demarca lo divino de lo humano es la muerte, ya que esta proviene de Dios (Marino, 2018). Aquello que Dios promete se experimenta durante la vida y no se anula con la muerte. Al contemplar la muerte, los judíos perciben la vida; al contemplar la vida, se acercan a Dios. Según Marino (2018), vivir equivale a entablar un diálogo con Dios, y morir es el silencio final en el que no hay palabras que pronunciar ni motivo para escuchar.
Tibet
Entre los tibetanos, las actitudes hacia la muerte y la agonía están desprovistas del tabú general que se encuentra en Occidente (Scalici, s.f.). En ese contexto, la muerte se enfrenta con respeto y admiración (Scalici, s.f.). La existencia de la muerte se convierte en un estímulo para el desarrollo humano, destacándose a lo largo de la vida, especialmente en los momentos cercanos a la muerte (Guerri, 2021). Un principio básico que impregna la vida de los tibetanos, es el carácter transitorio y el cambio constante de todo el universo (Scalici, s.f.). Allí, la existencia de la muerte se utiliza como un factor psicológico indispensable para la conciencia del carácter transitorio de la vida, del cambio de todas las cosas y el valor precioso del momento mismo, es decir, del aquí y el ahora (Guerri, 2021). En este sentido, en correspondencia con Scalici (s.f.), la muerte no se percibe como un enemigo que debe ser combatido y evitado a toda costa, sino como un aspecto indispensable de la vida.
Referencias
Guerri, M. (2021). El concepto de muerte en las diferentes culturas y religiones. PsicoActiva. Recuperado 17 August 2021, a partir de https://www.psicoactiva.com/blog/concepto-muerte-las-diferentes-culturas-religiones/
Marino, D. (2018). La idea de la muerte en las diferentes religiones. Contextos de la Palabra. Recuperado 21 August 2021, a partir de https://contextoslapalabra.com/contextos/la-idea-de-la-muerte-en-las-diferentes-religiones/
Masoliver, A. (2020). La perspectiva de la muerte según diferentes culturas del mundo. Recuperado 21 August 2021, a partir de https://www.larazon.es/viajes/20200410/wckjpe2eubgvvmbydjrdoilpzm.html
Scalici, E. LA MUERTE EN LAS DIFERENTES CULTURAS. Proyecto.webescuela.cl. Recuperado 21 August 2021, a partir de https://proyecto.webescuela.cl/sistema/webclass/home/recursos/resource/15/ofimatica/964678_15_3MOJsE04_lamuerteendiferentesculturas.pdf
Vincenzo, R. La muerte en el Cristianismo - Al final de la vida. Al final de la vida. Recuperado 23 August 2021, a partir de https://www.alfinaldelavida.org/la-muerte-en-el-cristianismo/
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