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Carl Nilsson Linnæus (1707 - 1778)

Reconocido como el mayor taxonomista de todos los tiempos, Carl von Linné dedicó su vida a la exploración meticulosa de su tierra natal, desempeñándose como un verdadero descubridor en los confines de su propia nación escandinava (Montagud Rubio, 2020). A pesar de provenir de una familia de pastores luteranos, el joven Linné optó por apartarse de la tradición familiar, dirigiendo su pasión y curiosidad hacia el vasto mundo de las ciencias naturales. Con la misma determinación y asombro que caracterizaron a los exploradores del Nuevo Mundo, Montagud Rubio (2020) menciona que, Linné se embarcó en una misión de descubrimiento y catalogación que lo llevaría a recorrer los intrincados y sombríos bosques de su país.



Biografía

Carl Nilsson Linnæus (1707 - 1778), posteriormente conocido como Carl von Linné o Carlos Linneo, nació el 23 de mayo del año 1707 en Råshult, Suecia, en el seno de una familia con raíces religiosas y una pasión innata por la botánica (Montagud Rubio, 2020). Su padre, Nils Ingemarsson, un pastor luterano con un amor por las plantas, y su madre, Christina Brodersonia, hija de un pastor protestante, sentaron las bases para el futuro naturalista que revolucionaría la clasificación de los seres vivos. En correspondencia con Montagud Rubio (2020), a la temprana edad de dos años, la familia se trasladó a Stenbronhult, una región del sur de Suecia caracterizada por su exuberante vegetación y diversidad de especies, donde comenzó a cultivar su fascinación por el mundo natural que lo rodeaba.

En este entorno, su padre asumió la responsabilidad de cuidar el jardín de la iglesia local, introduciendo plantas de otras regiones y transmitiendo a su hijo el amor por la botánica (Montagud Rubio, 2020). Esta pasión se convertiría en su pilar, quien desde temprana edad mostró un interés por el estudio de las plantas y los animales. En el año 1716, inició sus estudios de latín en la catedral de Vaxjö, sentando las bases lingüísticas que más tarde le permitirían profundizar en el conocimiento científico, ya que el latín era el vehículo de transmisión de los saberes más elevados. Durante su formación, conoció a Johan Rothman, un botánico que lo introdujo en el sistema de clasificación de Tournefort, el cual organizaba las plantas según la corola de sus flores. Según Montagud Rubio (2020), este encuentro, junto con la exposición a los trabajos de Sébastien Vaillant sobre la reproducción vegetal y el acceso a las "Institutiones Medicae" de Herman Boerhaave, sentaron las bases de su pensamiento científico.

A pesar de provenir de una familia religiosa, no mostró inclinación hacia la vocación eclesiástica, prefiriendo dedicar su vida al estudio de las ciencias naturales (Montagud Rubio, 2020). En el año 1727, inició sus estudios de medicina en la Universidad de Lund, aunque esta disciplina no despertaba en él tanto interés como la búsqueda y clasificación de insectos y plantas. De conformidad con Montagud Rubio (2020), su pasión por la naturaleza llamó la atención de Kilian Strobaeus, un erudito local que le permitió acceder a su biblioteca, experiencia que resultaría fundamental en su formación y que reforzaría su vocación científica.

Tras un año en la Universidad de Lund, fue transferido a la Universidad de Uppsala, el principal centro educativo de Suecia en aquel entonces (Montagud Rubio, 2020). Para mantenerse económicamente, comenzó a impartir clases de botánica, lo que no solo le permitió subsistir sino también profundizar en sus conocimientos. A pesar de sus limitaciones económicas,  en correspondencia con Montagud Rubio (2020), logró financiar su primera expedición botánica y etnológica a tierras laponas en el año 1731, aventura que emprendió con escasos recursos pero con un entusiasmo desbordante por descubrir y catalogar nuevas especies.

Esta expedición por Laponia, región que abarca el norte de las actuales Noruega, Suecia y Finlandia, le permitió descubrir y catalogar cientos de especies desconocidas para la ciencia (Montagud Rubio, 2020). Aunque no había salido de su país natal, se sentía como un explorador del Nuevo Mundo, dedicándose a nombrar y clasificar cada ejemplar animal o vegetal que encontraba en su camino. Además, estudió las culturas Saami de la región, demostrando habilidades como naturalista y antropólogo. Los hallazgos y observaciones realizados durante esta expedición sentaron las bases para una de sus obras más importantes: "Flora Lapponica", publicación que despertaría el interés de la comunidad científica sueca y europea. Además, conforme con Montagud Rubio (2020), sus experiencias en Laponia lo motivaron a estudiar más a fondo los minerales y proponer un sistema de clasificación para rocas y cristales, ampliando así su campo de estudio más allá de la botánica y la zoología.

Animado por el éxito de su primera expedición, organizó una segunda en el año 1734, esta vez acompañado por diez voluntarios, para estudiar la flora de la región de Dalarna, en el centro de Suecia (Montagud Rubio, 2020). Esta expedición, financiada por el gobernador de la región, resultó en la publicación de "Iter Dalecarlicum". En el año 1735, conoció a la familia del doctor Johan Moraeus y se enamoró de su hija Sara Lisa. Aunque obtuvo el permiso para casarse con ella, el doctor Moraeus le impuso como condición que completara sus estudios de medicina. En correspondencia con Montagud Rubio (2020), esta exigencia lo llevó a viajar a Holanda en la primavera del año 1735 para finalizar su carrera en la Universidad de Harderwijk, donde se doctoró con una tesis sobre los orígenes de la malaria titulada "Febrium Inttermitentium Causa”.

Posteriormente, se trasladó a Leiden, donde publicaría varias de sus obras, incluyendo "Flora Lapponica” y "Systema naturae" (Montagud Rubio, 2020). Durante su estancia en los Países Bajos, conoció a varios botánicos holandeses como Jan Frederik Gronovius y George Clifford III, quien le encargó la reorganización y cuidado de su jardín botánico, experiencia que daría lugar a la obra "Hortus Cliffortianus". En los años siguientes, Linneo publicó una serie de obras que sentarían las bases de su sistema de clasificación de las plantas, utilizando como criterio las características de los órganos reproductores de los vegetales. Entre estas obras se encuentran "Fundamenta Botanica", "Bibliotheca Botanica", "Critica Botanica", "Genera Plantarum" y "Classes Plantarum". En estas publicaciones, según Montagud Rubio (2020), presentó su método de clasificación vegetal, basado en las características de los órganos reproductores de las plantas, lo que marcaría un antes y un después en la botánica mundial.

En el año 1736, viajó a Oxford y conoció a varios naturalistas ingleses, entre ellos J.J. Dillenius (Montagud Rubio, 2020). Aprovechando su estancia en Europa, también visitó Francia, donde conseguiría ser el octavo miembro extranjero de la Academia de Ciencias de París. Estos viajes no solo le permitieron intercambiar ejemplares de plantas y animales, sino también obtener semillas para enriquecer los múltiples jardines botánicos que había fundado. Montagud Rubio (2020) menciona que, al regresar a Suecia en el año 1738, combinó su práctica médica con el estudio y especialización en el tratamiento de la sífilis, lo que le valió reconocimientos en la Universidad de Uppsala por sus destacados trabajos en medicina, además de recibir la importante tarea de reorganizar el jardín botánico de dicha institución, oportunidad que aprovechó para aplicar su ya célebre sistema taxonómico binomial.

El año 1739 marcó un hito en su carrera, ya que impulsó la creación de la Academia de Ciencias de Estocolmo, convirtiéndose en su primer presidente, y dos años más tarde, en el año 1741, fue nombrado profesor de práctica médica en la Universidad de Uppsala, para luego, al año siguiente, asumir la cátedra de botánica, dietética y materia médica, títulos que reflejaban con mayor precisión sus conocimientos (Montagud Rubio, 2020). Bajo su liderazgo, según Montagud Rubio (2020), la Universidad de Uppsala se transformó en el epicentro del estudio botánico en Europa, y sus hallazgos científicos resonaron con tal fuerza en la sociedad sueca que el grupo político de los "hattar" ("sombreros" en sueco) comenzó a incentivar y apoyar las expediciones promovidas por el naturalista, en un contexto de expansión imperialista y búsqueda de independencia comercial de Suecia respecto al resto de Europa.

La burguesía sueca, reconociendo el potencial económico de nuevas rutas comerciales, comenzó a respaldar expediciones destinadas a descubrir regiones ricas en recursos, lo que coincidió con el ascenso de Linneo a una posición influyente en la Real Academia de las Ciencias de Suecia (Montagud Rubio, 2020). Aprovechando su cargo, estableció conexiones con la Compañía Sueca de las Indias Orientales, buscando el apoyo financiero necesario para organizar expediciones botánicas a regiones inexploradas, con el objetivo de documentar no solo la flora y fauna de Suecia, sino también la de Europa y, en última instancia, del mundo entero. En su afán por alcanzar este objetivo, Montagud Rubio (2020) menciona que Linneo tomó la decisión de reclutar a un grupo de jóvenes estudiantes, a quienes bautizó como "apóstoles", para que lo asistieran en sus expediciones, visitando tanto lugares conocidos como por descubrir, bajo su propia dirección o la de otros exploradores como James Cook.

A pesar del éxito comercial y científico que cosecharon, las expediciones promovidas por Linneo estaban plagadas de peligros, resultando en la pérdida de muchos de los jóvenes "apóstoles", quienes sucumbieron a la muerte o a la locura debido a las extremas condiciones que enfrentaban en territorios desconocidos de Sudamérica o Asia (Montagud Rubio, 2020). Tras años de incansable labor exploratoria y científica, regresó a Suecia para dedicar sus últimos años a la enseñanza como profesor de medicina y botánica, estableciéndose en el año 1758 en una residencia cercana a Hammarby. Conforme con Montagud Rubio (2020), en reconocimiento a sus méritos científicos y su contribución al posicionamiento de Suecia como un centro científico de renombre europeo, en el año 1762 se le otorgó el título nobiliario, momento en el cual adoptó oficialmente el nombre de Carl von Linné.

Sin embargo, el ocaso de este científico comenzó a principios de la década de 1770, cuando sus fuerzas empezaron a menguar (Montagud Rubio, 2020). La primavera del año 1774 marcó un punto de inflexión en su vida, al sufrir un ataque cerebral del cual, si bien se recuperó, le dejó secuelas significativas. Con el paso del tiempo, experimentó una progresiva parálisis y pérdida de memoria, llegando al punto de ser incapaz de reconocer incluso las plantas más comunes y simples. De conformidad con Montagud Rubio (2020), Carl von Linné falleció el 10 de enero del año 1778 a la edad de 70 años, dejando un legado científico que perduraría a través de los siglos y sentaría las bases para el estudio sistemático de la biodiversidad en el mundo.



El Sistema de Linneo en Taxonomía

El sistema binomial para la clasificación de las especies, atribuido a Carlos Linneo, representa una contribución fundamental en el campo de la taxonomía botánica, cuyo desarrollo y evolución se extendió a lo largo de varias décadas, transformando profundamente la manera en que los naturalistas identifican y categorizan las especies vegetales y animales (Montagud Rubio, 2020). Conforme con Montagud Rubio (2020), sus observaciones sobre la morfología de las plantas, particularmente enfocadas en los órganos reproductivos de las especies con flor, sentaron las bases para la creación de un sistema de clasificación botánico que, a medida que el naturalista descubría y describía nuevas especies, fue perfeccionándose y adaptándose para reflejar de manera más precisa la realidad natural.

Aunque inicialmente sostenía la creencia de la inmutabilidad de las especies desde la Creación, su perspectiva evolucionó hacia una visión más dinámica, considerando la posibilidad de que, a través de procesos como la hibridación y la polinización cruzada, pudieran originarse nuevas "especies" (Montagud Rubio, 2020). Su obra "Species Plantarum", publicada en el año 1753, representa la consolidación de su sistema binomial para la clasificación de las plantas, basándose en el parecido teórico entre especies y las características distintivas de cada variedad, logrando nombrar alrededor de 8.000 especies vegetales (Montagud Rubio, 2020). Según Sadurní (2022), la importancia este sistema para la Taxonomía Botánica radica en su capacidad para proporcionar un método de identificación de plantas más eficiente y accesible, lo cual resultó valioso para los naturalistas que exploraban nuevos territorios en África y Oceanía, enfrentándose constantemente al descubrimiento de especies desconocidas.

La nomenclatura binomial propuesta por Linneo se erige como un método eficaz para asignar "nombre y apellidos" a todos los seres vivos, simplificando así un sistema que, antes de su implementación, resultaba más complejo y confuso (Sadurní, 2022). Para ilustrar la magnitud del cambio que supuso este sistema, basta con examinar el caso de la rosa silvestre, anteriormente denominada de formas tan dispares como "Rosa sylvestris inodora seu canina" o "Rosa sylvestris alba cum rubore" por diferentes botánicos. Linneo, de acuerdo con  Sadurní (2022), en su afán por unificar criterios, estableció que esta planta fuera universalmente conocida como Rosa canina, aplicando un formato específico: el nombre del género (Rosa) escrito en mayúscula y cursiva, seguido del nombre de la especie (canina) en minúscula y cursiva.

A pesar de ser una idea revolucionaria para su época, su sistema ha experimentado precisiones y refinamientos a lo largo de los últimos tres siglos, adaptándose a los avances en el conocimiento taxonómico (Montagud Rubio, 2020). Un ejemplo de la aplicación moderna de este sistema se encuentra en la denominación científica del lobo como "Canis lupus", donde "Canis" representa el género compartido con otras especies como el zorro, y "lupus" identifica la especie específica dentro de ese género. La clasificación taxonómica del lobo, siguiendo la estructura jerárquica establecida, se desglosa de la siguiente manera: Especie (Canis lupus), Género (Canis), Familia (Cánidos o Canidae), Orden (Carnívoros o Carnivora), Clase (Mamíferos o Mammalia), Subfilo (Vertebrados o Vertebrata), Filo (Cordados o Chordata), y Reino (Animal). Conforme con Montagud Rubio (2020), esta pirámide taxonómica permite ubicar al lobo en el contexto más amplio del reino animal y también facilita la comprensión de sus relaciones evolutivas con otras especies.



La Base Para la Evolución

La teoría de la Evolución de Charles Darwin, que explica cómo las especies se modifican a lo largo del tiempo en respuesta al entorno y a otros organismos vivos, encontró su fundamento en el trabajo del padre de la taxonomía, Carl Linnaeus, aunque este último, siendo un hombre del siglo XVIII y contemporáneo del rey Carlos III, jamás habría imaginado tal influencia en el futuro de la biología (Sánchez, 2018). Sánchez (2018) menciona que, a pesar de que Linnaeus consideraba las especies como creaciones inmutables de Dios, sin posibilidad de evolución, su sistema de clasificación jerárquica sentó las bases para el desarrollo posterior de la teoría evolutiva.

En la actualidad, los avances en genética permiten clasificar a los seres vivos utilizando códigos de barras basados en el ADN, lo que representa un salto cualitativo en la taxonomía moderna (Sánchez, 2018). No obstante, en correspondencia con Sánchez (2018), el sistema de nomenclatura binomial establecido por Linnaeus mantiene su vigencia y relevancia, puesto que proporciona a las entidades biológicas una identidad tangible y un lugar definido en la clasificación de los seres vivos, evitando que se conviertan en meras abstracciones teóricas.



Referencias

  1. Montagud Rubio, N. (2020, septiembre 25). Carl von Linné: Biografía de Este Naturalista Sueco. Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/biografias/carl-von-linne

  2. Sadurní, J. M. (2022, mayo 23). Carlos Linneo, el Botánico que Ordenó la Naturaleza. National Geographic. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/carlos-linneo-botanico-que-ordeno-naturaleza_18012

  3. Sánchez, G. L. (2018, enero 9). Linneo, el «Gran Hombre» que le Puso Nombre y Apellidos a Animales y Plantas. ABC.es. https://www.abc.es/ciencia/abci-linneo-gran-hombre-puso-nombre-y-apellidos-animales-y-plantas-201801092147_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Fciencia%2Fabci-linneo-gran-hombre-puso-nombre-y-apellidos-animales-y-plantas-201801092147_noticia.html

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